Casi un mes después de la última visita al ginecólogo de la Seguridad Social, tocaba consulta de control. Esta cita se produjo el día 20 de diciembre y os prometo que todo lo que aquí se cuente no es una inocentada. Es 100% verídico. Dicho esto, llegué puntual y me tocó esperar a pesar de no haber nadie en la consulta. Es curioso porque normalmente, pasan más tiempo el ginecólogo y la enfermera solos que con paciente dentro de la consulta. Que a mí me da igual, pero me llama poderosamente la atención. Si por lo menos ese tiempo lo emplearan en ponerse al día con el historial de una, lo entendería.

Yendo al tema que nos ocupa la entrada de hoy, me gustaría haceros un resumen detallado no sólo de esta cuarta visita al ginecólogo sino que también de la visita que hice a los dos días a la matrona. Pero no os desvelo más, ahora os explico todo con detalle y detenimiento lo que ha dado de sí esta cuarta visita al ginecólogo de la Seguridad Social.

Cartilla de embarazo

Normalmente, lo primero que hago al entrar por la puerta, además de saludar, es entregar la cartilla de embarazada. La enfermera le preguntó al ginecólogo cuál era mi Fecha Probable de Parto (FPP). El 15 de enero, contestó el doctor. Y añadió, «para San Sebastianes» «Oye, ¿no pensarás llamarle Sebastián?«. A modo de aclaración os diré que el 20 de enero se celebra en Donostia el día de San Sebastián, de ahí su comentario anecdótico. Yo le contesté con cara de incrédula, que se llama Elaia. Y mira que tenía el dato de que esperamos una niña en la cartilla de embarazada. Pero en fin, el hombre tenía que hacer su gracia. Tras decirle el nombre de la niña me dio una clase magistral de euskera y del origen del nombre. ¡Demasiado para el cuerpo!

Tensión y peso

¿Alguien me puede explicar cuál es la santa manía de que te hagan preguntas cuando tienes el tensiómetro puesto? Es una duda que me surge a raíz de que la enfermera, cada vez que me enchufa en el brazo el tensiómetro, me pregunta algo. Si no contesto mal y si contesto el resultado sale alterado. Pero no parece importarles. A no ser de que sea una táctica desconocida para obtener el dato no tanto en reposo sino en activo. El caso es que la medición salió 12/7. Después me tocó descarlzarme y subirme al peso. Me dijo que la última vez pesaba 67kg, aunque según tengo anotado en el post anterior eran 67,3 kg. Esta vez el peso marcó 67,8 kg. Bastante bien para ser casi un mes. Y la valoración del bastante bien es cosecha propia porque no sueltan prenda de si está bien, regular o fatal.

Momento camilla: prueba del estreptococo, tacto sorpresa y latidos del corazón

Tras tomar los datos de la tensión y el peso, me tuve que desvestir de cintura para abajo y subirme en la camilla. Como siempre ayuda cero patatero. Me cogió la muestra del estreptococo. No me hizo daño ni me molestó al meter el bastoncillo para recoger la muestra del juju y adyacentes. Después, sin previo aviso me hizo un tacto vaginal. Me pegó un susto del carajo, no me lo esperaba. Lo cierto es que no me dolió pero, bajo mi criterio, hay que informar de que se va a hacer algo así. Me dijo que el cuello estaba cerrado y que tocaba cabeza. No tengo más datos. Después llegó el momento de escuchar el latido del corazón de BabyE. Estuvimos un minuto o así, y ese momento me supo a gloria bendita. No hay sonido más bonito y especial que el del latido del corazón de tu bebé.

Analítica del tercer trimestre: 4 de enero

Sorprendentemente, la enfermera me ha dado hora para hacerme la analítica del último trimestre el día 4 de enero. Yo pensaba que tendría que hacérmelo ya para llevárselos el día 29 de diciembre, fecha de la próxima cita con el ginecólogo. Tengo la impresión de que siempre voy al límite de fechas con estos médicos. Pero bueno, digo yo que sabrán lo que se hacen.

Visita inesperada a la matrona: control de índice glucémico

En esta cuarta visita al ginecólogo de la Seguridad Social, éste me derivó a la matrona dos días más tarde, el día 22 de diciembre. El motivo, había decidido que como tengo intolerancia a la glucosa deberé controlarme los niveles de azúcar en la recta final del embarazo. Por eso me citó con la matrona, para que ella me explicara lo que debía hacer. El 22 de diciembre a las 10:15 tenía la cita y como siempre entré más tarde. Para colmo de males, Carmen no estaba, ¡había una sustituta!. Y yo personalmente tenía muy pocas ganas de contar mi historial a nadie. Os reproduzco el inicio de la conversación:

Matrona: «Hola. ¿Qué vienes a traerme los resultados de la prueba de glucemia?«.

Yo: «No. Yo no he traído ningún informe. Los informes ya los han visto la matrona y el ginecólogo. Vengo porque Fernando ha creído conveniente que me controle el azúcar en las últimas semanas de embarazo. Vengo a que me des las pautas oportunas«.

Matrona: «Ah vale. Bueno… voy a leer lo que ha escrito el ginecólogo. Sí, pone que dieta y ejercicio«.

Yo: «Respecto a la dieta me dijo que comiera menos. Del ejercicio, que ande 5 km. Pero vamos, que dieta no me ha dado. Tengo una que me ha dado la ginecóloga privada pero que me ha dicho que no he de hacer estríctamente«.

Matrona: «Bueno, entonces dieta ya tienes de la ginecóloga privada. Te vamos a dejar un aparato para que te tomes el azúcar en casa. A ver dónde tiene Carmen los aparatos. Aquí. ¿Sabes cómo funciona?«.

Yo: «No«.

La matrona me estuvo explicando cómo meter la tira donde hay que depositar la muestra de sangre en la máquina y cómo he de pincharme.

Matrona: «Luego bajas a botiquín y pides lancetas para pincharte». Se dispuso a llamar para avisar en el botiquín pero se lo pensó mejor. «Bueno, tú bajas y ya está y si te ponen cualquier problema subes«.

Yo: «¿Me tengo que pinchar todos los días?«.

Matrona: «Sí, bueno, no sé qué te ha dicho el ginecólogo«.

Yo: «A mí el ginecólogo me dijo que Carmen me explicaría todo«.

Matrona: «Pues contrólate todos los días pero en el desayuno y en la cena que como es una intolerancia…Te tomas antes de desayunar y luego dos horas después de desayunar. No, una hora después. Sí, eso, una hora después de desayunar y en la cena igual, antes y una hora después. Antes del desayuno te tiene que salir menos de 110 y a la hora menos de 140. Si ves que sale algún valor alterado llamas. De todos modos, a ver si encuentro unas hojas sobre los hidratos de carbono.«

La matrona se puso a rebuscar en el ordenador y no encontró nada.

Matrona: «No lo encuentro pero te explico. Tienes que evitar comer chocolate, refrescos, dulces, porque tienen mucho azúcar. Una hamburguesa del Mc. Donalds tiene muchísimo azúcar. Come pasta y pan integral. Porque claro el problema puede venir el día del parto. Tú imagínate que tu bebé pesa 4 kg…«

A partir de aquí empezó a desvariar como ella sola. Querida matrona sustituta, en la consulta de ayer te luciste. Tus explicaciones malas, tus comentarios desacertados y mi cabreo monumental. Precisamente de peso, mi bebé viene de un tamaño normal, incluso por debajo del percentil 50. Pero es más fácil hablar por hablar y meter el miedo en el cuerpo que documentarse. ¡A la porra!. Como podréis intuir salí de la consulta más cabreada que un mono.

Matrona: «¿Y cuándo tienes que venir por aquí nuevamente?«.

Yo: «El 29  de diciembre tengo cita con el ginecólogo«.

Matrona: «Ah, pues le llevas a él el resultado de las mediciones y ya te dirá algo«.

Yo: «Vale. Agur«.

Al salir de la consulta, bajé al botiquín para que me dieran las lancetas. El chico de prácticas me estuvo explicando amablemente cómo debía pincharme y cómo usar el aparato nuevamente. Le agradezco su paciencia y su tiempo. Y, sobre todo, le agradezco su amabilidad en el trato. Eso sí, quiso que hiciera una prueba a pincharme y yo le dije que no. Estaba de tan mal genio que sólo me faltaba en aquel momento acordarme de la matrona sustituta.

No me dieron ni una tabla para que apunte los datos ni nada. A mí hermana, en su día, le dieron una pequeña tarjeta para anotar los valores. A mí ayer me dieron un kit DIY (Do It Yourself o Hazlo tú misma). Así que las citas de la semana fueron un tanto caóticas. Veremos lo que me deparan las últimas citas del 2016 porque como puedes apreciar, esta cuarta visita al ginecólogo de la Seguridad Social ha sido bastante bizarra.

Ahora sí, necesito una opinión externa, objetiva y sensata. ¿Me lo estoy tomando como algo personal y resulta que es algo normal lo que me pasa en las consultas? Os estaré eternamente agradecida si me dais vuestra sincera opinión al respecto.

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