Consecuencias del confinamiento en la infancia: cómo afrontar la posible salida a pasear.

¿Cuáles son las consecuencias del confinamiento en la infancia? Tras llevar más de un mes confinados en casa todo con los peques y las peques, el mensaje que llegaba antes del martes 21 de abril era que nuestra infancia tendría la posibilidad de salir a pasear, cumpliendo restricciones y demás medidas. Sin embargo, y para sorpresa de muchas familias el martes por la tarde la primera noticia que llegó a nuestras manos fue que los y las peques podrían ir a comprar con un adulto a supermercados, farmacias y bancos. Pero no se hablaba de salir a pasear en ningún momento. Al poco tiempo hubo rectificación por parte del Gobierno señalando que se podría salir a pasear con los niños y niñas aunque aún se desconocen las condiciones y medidas que se deberán adoptar. Estamos viviendo una situación impensable apenas hace un par de meses debido pandemia mundial que está provocando el COVID-19.

¿Desde qué perspectiva se están tomando las decisiones relacionadas con nuestra infancia?

Toda esta sucesión de noticias me removió lo más profundo como madre y como profesional de la educación y sentí la necesidad de hacer un directo en mi cuenta de Instagram (estamos construyendo una comunidad preciosa y te invito a que te unas a ella) para hablar de dos aspectos que llevo observando desde que empezó este confinamiento a mediados de marzo:

En primer lugar, la vulneración del Interés Superior del Niño que se está reflejando en las diferentes decisiones que se están tomando durante este proceso. Con Interés Superior del Niño me refiero a todo proceso o conjunto de acciones que están dirigidos a garantizar un desarrollo integral, completo y digno de la infancia a todos los niveles.  Dicho de otro modo, significa tenerles presentes en cada decisión que se toma para garantizar su bienestar. Este concepto está recogido en diversos tratados internacionales como la Declaración de los Derechos del Niño (1959) o la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), así como en otros muchos documentos de protección a la infancia.

La segunda conclusión que he sacado es que esa vulneración está promovida desde una perspectiva adultocentrista que se puede entrever en las decisiones que se están tomando para gestionar esta situación crítica. El adultocentrismo se trata la superioridad de poder que tienen las personas adultas respecto a los niños, niñas y adolescentes. De este modo, la infancia queda es un nivel social inferior, son ciudadanos y de segunda de segunda.

Quizás te resulten unas reflexiones duras de digerir, pero desafortunadamente no se está teniendo en mente, a la hora de tomar decisiones, qué consecuencias y riesgos puede tener el que toda la población infantil esté confinada a tiempo completo durante un periodo tan largo. De hecho, a la vista está que en otros países las políticas han sido diferentes para con la infancia tratando de atender sus necesidades de forma coherente y humana.

¿Realmente llevar a comprar a nuestros hijos y nuestras hijas podía ser una opción?

Volviendo a la noticia del martes 21 de abril, esa que daba luz verde a ir a hacer la compra con los y las peques de la casa vi claramente que se estaba vulnerando el bienestar físico de los y las peques. ¿Qué sentido puede tener ir con tu peque a comprar y no poder pasear, respirar aire fresco y tomar de paso un poco de Vitamina D? Llevar a comprar a un peque o a una peque puede ser contraproducente porque el miedo ya está instaurado y estar en un constante “no toques esto”, “no hagas lo otro”, va a agravar una situación que ya de por sí es difícil.

Realmente, lo que nuestros niños y niñas necesitan ahora es ir retomando contacto con su entorno físico más próximo, volver a sentir y a ver su paisaje más inmediato, pasear más allá del pasillo de casa o de la terraza, en el mejor de los casos. Y sigo teniendo la sensación de que las decisiones que se están adoptando, no tienen en cuenta las necesidades reales de nuestros hijos y nuestras hijas. Simplemente se basa en la superioridad de poder y se vulneran los derechos de nuestros peques y nuestras peques. Mientras tanto, se proponen soluciones peliagudas y que no velan por su bienestar. Vemos cómo sufren, cómo tienen interiorizado que hay algo fuera de su casa que es malo y no pueden salir. Incluso ha llegado al punto de que nuestros peques y nuestras peques no se plantean salir porque tienen miedo.

Han enclaustrado a la infancia en casa durante semanas para frenar la propagación sin detenerse a analizar las consecuencias que esto pueda tener y que ya están asomando en cada hogar. Se está actuando de una forma muy egoísta para con los niños y las niñas.

¿Cómo vamos a enfrentar la posible salida a pasear y ?

Creo que esta pregunta nos la hacemos muchas familias a lo largo de las últimas semanas sin poder prever cómo vamos a poder retomar ciertos hábitos que hemos tenido que desaprender a golpe de encierro. Lo cierto es que entramos en una etapa muy compleja de gestionar por parte de las familias porque:

1. Desconocemos las medidas y condiciones que se van a implantar para poder salir con los niños y las niñas.
2. Necesitaremos un periodo de adaptación para que nuestros y nuestras peques se acostumbren a la nueva realidad.
3. Ignoramos cuál va a ser la reacción de nuestros peques y nuestras peques en estas primeras veces.

Este desconocimiento e incertidumbre va a implicar de forma irremediable que:

• Las familias tengamos que estar preparadas para abrazar a nuestra infancia y acompañarla en esta nueva etapa que se abre.
• Tengamos que respetar los ritmos de adaptación de cada peque y no forzarles. Habrá niños y niñas que salgan con cierta normalidad y agrado, pero habrá otros que se paralicen antes de pasar por la puerta de entrada. Nos va a tocar trabajar mucho a nivel emocional en algunos casos.

Por eso, visto lo visto, tenemos que volcarnos en nuestros y nuestras peques y tratar de acompañarles por este camino que nos va a tocar recorrer a partir de ahora y cuando se vayan dando los pasos de desescalada, intentando minimizar el impacto negativo a todos los niveles que el COVID-19 y las medidas adoptadas van a tener en nuestra infancia.

¿Cómo manejar las consecuencias del confinamiento de aquí en adelante?

Desconocemos las consecuencias del confinamiento, no sabemos que impacto va a tener a medio o largo plazo. Por eso quiero brindarte algunos consejos que puedan ayudar a manejar a nivel emocional, la realidad de las próximas semanas.

En este sentido, escuchar, empatizar y acompañar en todo este proceso va a ser imprescindible porque nada va a volver a ser como antes y nos va a tocar volver a aprender, tanto a las personas adultas como a la infancia, para adaptarnos al nuevo y desconocido escenario al que nos enfrentamos.

• Escuchar las necesidades de cada niño y cada niña porque ahora más que nunca debemos dar una respuesta acorde con su estado emocional.
• Empatizar para poder manejar la situación de la mejor manera posible y ofrecer respuestas que les ayuden a superar esta situación en vez de que se sientan superados por la propia situación.
• Acompañar en todo este proceso tratando de no forzar y no juzgar ante posibles miedos y reticencias. Tenemos que conseguir que recuperen la seguridad que han perdido con el paso de las semanas. Toca hablar mucho desde el cariño y la empatía, y no desde el miedo y la autoridad adulta. No es una situación fácil.

 

En definitiva, podrán salir a la calle pero con unas reglas que cambian completamente el modo en que salían hace escasos dos meses y que van a generan conflictos porque esas medidas no se van a ajustar a las diferentes realidades de nuestra infancia. Vuelvo a repetirlo, toca reaprender y adaptarse a una nueva realidad llena de incertidumbre. Lo que sí está sumamente claro es que es tiempo de proteger más que nunca a nuestra infancia.

Todo irá bien. ¡Un abrazo fuerte y mucho ánimo familia!