Hace ya varios meses leí una noticia que me impactó. Quizás porque estamos en la era de la información. Quizás porque la educación sexual ya no es un tabú o simplemente por el mero hecho de que nosotros estemos buscando nuestro bebé y nos esté resultando un camino largo y hay adolescentes que con menos de 18 años y un encuentro sexual vean las dos rayitas de en test de embarazo. Al igual que hablé en su momento de la tendencia a tener descendencia cada vez a una edad más tardía, hoy os hablo de la realidad que tenemos en este país respecto a la maternidad de adolescentes.
La evolución desde el año 1996 ha ido cambiando con fluctuaciones importantes hasta el año 2014 en el total de nacimientos cuyas madres eran menores de 18 años. El 0,98% por ciento de los nacimientos que se produjeron en 1996 fueron de madres adolescentes. Esta cifra ascendió hasta situarse en 2055 en el 1,09% y el año pasado (2014) había descendido al 0,69%. ¿Qué supone un 0,7%? Pues son 2.957 nacimientos cuyas madres no alcanzan la mayoría de edad.
Bajo mi punto de vista y con todas las posibilidades de prevención que existen a día de hoy, aunque ha disminuido, sigue existiendo una laguna formativa en las jóvenes y los jóvenes que hace que aún se produzcan embarazos en edades tempranas. Una adecuada educación sexual a todos los adolescentes debería ser suficiente para evitar embarazos que a edades tan tempranas podrían marcar el devenir de estas personas y de sus descendientes.
El caso particular del País Vasco fue objeto de un artículo periodístico en el que este párrafo refleja que este tipo de embarazos ocurren de forma imprevista por mantener relaciones de riesgo:
La tabla periódica le llevaba por la calle de la amargura. Tenía 238 seguidores en Instagram. Su One Direction favorito era Liam. El día 20 de cada mes se pegaba un berrinche porque se le habían agotado los megas en el móvil. Los ‘findes’ bebía Martini con limón y después mascaba chicle de menta para disimular el aliento. Sus amigas fumaban, pero a ella le daba asco. Había sido rapera. Pero luego conoció a aquel chico de cuarto y se hizo ‘heavy’. Aunque, en el fondo, le gustaba más el rosa que el negro. Soñaba con ser andereño abrigada por su pijama de Minnie Mouse. Una fiesta. Los dos solos. «No va a pasar nada». Pero pasó. Un retraso. Dos rayitas en el Predictor. Un mar de lágrimas. Nueve meses. Un parto. Y todo cambió para siempre. (Diario Vasco 10/05/2015)
Esa sensación de imperturbabilidad, de que hacer el amor no conlleva ningún riesgo o de que no tiene porqué ocurrirles a ellos hace que aún a día de hoy sigan habiendo embarazos de madres de menos de 18 años. Estos son los datos de madres menores de 18 años en el País Vasco durante los últimos años:
Gráfico publicado en el Diario Vasco (10/05/2015)
Ciertamente, en el caso del País Vasco la disminución ha sido muy poca en comparación con los datos nacionales. Sí que es cierto que desde que comenzó la crisis ha ido disminuyendo el número de nacimientos de madres adolescentes pero sigo teniendo la sensación de que hay algo que no se está haciendo bien.
Y esto no es solamente cuestión de las adolescentes, sino de ellos también. Porque aunque las consecuencias puedan a ser para los dos, quien vivirá un embarazo en sus propias carnes serán las jóvenes con todo lo que ello conlleva. Aquí entra la responsabilidad de hacer uso de los medios anticonceptivos que sean necesarios para prevenir embarazos deseados. Un cambio brutal en sus vidas para siempre que les obligará a dejar de ser adolescentes para convertirse en madres.
Entiendo por tanto, que el apoyo que necesitan estas chicas que se convierten en mujeres en nueve meses ha de ser amplio y cubrir todos los flancos que pueden hacer de hito imborrable en sus vidas un verdadero infierno.
¿En vuestro entorno habéis vivido casos de madres adolescentes? Yo creo que en mi entorno no he llegado a conocer ningún caso y eso que nuestra formación en educación sexual fue bastante deficiente.
Las siguientes entradas también te gustarán
Sobre Esther B.A.
Soy Esther, una mujer inquieta, una mamá de alta demanda y profesional de la educación.
Yo no he vivido casos de embarazos adolescentes en mi familia cercana. Lo que si he vivido es la profunda desinformación alrededor de la sexualidad de los jóvenes. Tuve durante un tiempo un taller de educación sexual en un sitio en el que estaba como monitora y se me caía el alma a los pies. Si. Saben que el sexo trae bebés. Si. Se saben las ETTs. Si. Se conocen los métodos anticonceptivos.
Pero el problema es más profundo. El problema está en que no comprenden la profundidad de lo que significa el sexo y la sexualidad. Mis adolescentes no eran capaces de hacer aflorar sus sentimientos, en entender la importancia de la conexión con la pareja, la posibilidad de decir NO (tanto ellas como, ojo, ellos), temas como la líbido (y esa palabra que es, ¿profa?) de la que no han oído hablar…. Una niña me confesó una vez que para ella hacer el ¿amor? era sentir como si le metieran 5 tampax de golpe a la vez pero que lo hacía para que no la dejaran por otra por estrecha. No se si la conseguí ayudar.
Lo mejor es que al final se canceló el taller porque los padres se quejaron: ellos querían que les explicara algo así como que ‘papá pone una semillita a mamá’ y les asustara con los peligros del SIDA. No querían que profundizara con los chavales en nada más allá de lo puramente biológico. Aunque así es como , en mi opinión, acaban embarazándose los chavales. No por falta de información (que la tienen) si no por falta de educación emocional U_U.
Un abrazo y gracias por tocar este tema.
Ayh madre mía Hobbita! Lo primero de todo es que siento que ese taller no siguiera adelante, hubieras ayudado muchísimo a esas personas adolescentes. En cuanto a los padres, creo que el hecho de que ellos mismos pongan cortapisas a los conocimientos que adquieren sus hijos en este tema ya es sintomático de que algo no está bien. Me da mucha pena oír esto de verdad.
Yo, como tú, creo que no son conscientes de los riesgos que conlleva todo lo que tú comentas y si no tienen a una persona profesional, esa desinformación que padecen les puede llevar a hacer cosas que pueden tener repercusiones para toda la vida.
Un beso preciosa!
Hola que tal, me ha parecido muy interesante su entrada, yo fui madre a los 20 años, así que me atrevo a dar mi punto de vista pese a estar pasando los 18 años. Es un tema que al vivirlo en carne propia me ha llevado a analizarlo desde muy muchas perspectivas pero sobre todo desde la que me llevé a la raíz de esta situación. Yo soy de México y te puedo decir que las jornadas y las platicas sobre prevención sexual comienzan desde la primaria. Sin embargo, me parece que en la gran mayoría de los casos no se trata de falta de desconocimiento sobre los anticonceptivos, claro que en muchas zonas marginadas lo es, sin embargo entre las que somos madres jóvenes suele existir un tema en común y son las carencias emocionales que de alguna forma nos llevan a perder cuidado de nuestro cuerpo o a buscar sanarlas a través de un bebé e incluso a tratar de ligarnos para siempre con el chico que sentímos que es quien llenará esos vacíos. Por eso creo que las junto con estas platicas de prevención sexual se deben hacer jornadas de empoderamiento a las jóvenes, mostrarles que el amor comienza, se hace y deshace en nosotras, eso me parece ayudaría a tener mayor conciencia de nuestro ser y así atacaríamos esta cuestión de raíz. Soy una orgullosa mamá joven pero es obvio que es camino es muy duro, los invito a mi blog en el que cuento mis sinceras experiencias como mamá joven. Saludos
Bravo Valeria! Mil gracias por dejar esta reflexión. Efectivamente, aún a día de hoy no se trabaja el empoderamiento de las mujeres aunque los discursos sobre las demandas sociales de hombres y mujeres hayan ido evolucionando.
También es cierto que el tema de la edad es cultural. Quiero decir, aquí en España actualmente la media para ser madre primeriza pasa de los 30 años porque la incorporación de la mujer al mundo laboral y su preparación profesional hacen que el plano familiar, en muchos casos, quede relegada a cuando exista una estabilidad económica y laboral.
Mil gracias por tu testimonio.