A raíz de que Ms. E tuviera su primera cita con Ami y me comentase de que esta última le había sugerido que quería verme, me quedé petrificado, sin saber qué decir, como si conmigo no fuera la cosa vaya. En ese preciso momento no le dí más importancia que la justa, y con las cosas que me rondaban en la cabeza, que no eran pocas, y en vista de que todavía tenía margen para pensármelo, pues la cita sería el día 22 de octubre, me lo tomé con mucha tranquilidad. A esto hay que añadir, que cuando me lo comentó estábamos junto a unos amigos, los cuales nos recomendaron ese sitio para la puesta a punto de ambos.

Han sido, en realidad, un cúmulo de pensamientos y sensaciones las que he ido viviendo a lo largo de estos días previos a la visita a Ami. He pasado por diversas fases. La primera la de pasotismo, seguida por la de negación y preocupación, para finalizar con la de aceptación e involucración.

Fase 1: Tal y como os adelantaba, no sentía presión alguna ni me hacía a la idea de lo que significaba aquello. Pensé que aún quedaba tiempo suficiente para darle vueltas, pero me equivoqué, el tiempo pasaba demasiado rápido y la fecha se acercaba peligrosamente como para no tener las cosas claras. Además, mi pareja, Ms. E no me presionaba ni mencionaba el tema en absoluto, respetando mi decisión final, algo que agradezco pero que sin embargo, hacía que pospusiera el tema más aún. El caso es que tuve la ocasión de acudir a Ami en esa primera cita de Ms. E como acompañante pero quise mantenerme al margen hasta saber qué tal le había ido a ella.

Fase 2: El escepticismo se adueñó de mí. No creía en esos métodos curativos o milagrosos para poder concebir, a pesar de que a la vista estaba el resultado positivo obtenido por nuestros amigos.  Tampoco tenía mucha información al respecto más que la que me dio Ms. E. Asimismo, observé que no era un método barato,puesto que lo que uno se tenía que tomar para poner su cuerpo a punto era a base de dinerito contante y sonante. Y no es que sea una persona a la que le cueste soltar el dinero, sólo que era un poco ignorante y no digería todo correctamente. Además, de eso, tenía miedo a exponer mi cuerpo a pastillas que pudieran tener algún efecto secundario en mi persona.

Fase 3: Cambié el chip totalmente y pensé que si mi pareja se estaba exponiendo a ese tratamiento por qué no iba yo a exponerme también si así lo requería. Asimilé que tenía que ser un esfuerzo de dos y de que a pesar de que mis resultados fueron positivos, debía dar un margen de confianza a Ami y al proceso en sí. Tenía mucha incertidumbre y curiosidad de cómo sería (positivamente hablando) y algo en mí me decía que podría ayudarnos y había que tirar para adelante, que no era el fin del mundo.

Todo aquello que experimenté fue un proceso que debía de seguir mi cerebro para darse cuenta de que la prioridad seguía siendo concebir, sin importar la manera. Trasformé mi escepticismo en positivismo y quise informarme bien de todo. La próxima semana os contaremos en profundidad cómo nos fue en aquella cita a ambos.

Un abrazo y gracias por todas vuestras opiniones y consejos.

Otieta (Andoain) - Gipuzkoa con niños 5

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