Hoy es mi cumpleaños y de regalo os dejo un post muy reivindicativo con detalles a evitar tener con las mujeres embarazadas. Por supuesto, todo lo que a continuación podréis leer está basado en hechos reales. Son situaciones en las que yo misma me he encontrado y me han hecho reflexionar. Tendemos a usar demasiadas frases hechas a la hora de hablar de ciertos temas y no nos damos cuenta de que cada persona es única, diferente y puede que no termine de comprender ciertas situaciones en las que pueda verse envuelta. De hecho, estando embarazada nadie tiene derecho a invadir tu espacio vital tocando tu tripa, por ejemplo o agobiarte con historias terroríficas.

En esta entrada encontraréis 3 frases que deberíais evitar decir a una mujer embarazada y 3 acciones que, si eres una persona prudente y que respeta los espacios vitales de cada cual, no deberías llevar a cabo. Parecen de perogrullo, muy lógicas, pero hay muchas personas que se toman ciertas libertades que pueden resultar incómodas e hirientes. ¿Se os ocurren algunas ideas?

3 frases que no deberías decir a una mujer embarazada

Soltar frases del tipo ¡qué gorda estás! cuando en realidad quieres decir ¡tienes mucha barriga!

Hay personas que no tienen filtro al decir lo que piensan y en vez de decir «¡cómo se te nota la tripa/la barriga!«, te espetan «¡jo, qué gorda estás!«. ¡Error de los gordos!. Esto me pasó a mí en el verano con una vecina del bloque donde viven mis padres. La señora se quedó tan pancha y yo me quedé alucinada porque en aquel momento estaba por debajo del peso que tenía al inicio del embarazo. Cierto es que se me notaba ya la tripa de embarazada claramente. Pero son dos cosas muy diferentes y su comentario me resultó fuera de lugar, grosero e incómodo. Si me ve ahora que soy una barrigonchi andante no sé qué me diría. Además, da la casualidad de que su hija está embarazada del mismo tiempo que yo, pero físicamente somos como el agua y el aceite. Así que con más razón no se puede ir dando juicios de valor tan gratuitos, porque puede que la próxima vez se encuentre con una respuesta desagradable.

Decir frases tipo ¡uy, tienes la barriga muy baja!

A parte de los tamaños de la barriga otro de los aspectos que las personas valoran a menudo es el de la posición de la tripa. Eso sí, sin tener ninguna referencia de cómo tenías antes la barriga. A la gente le encanta soltar un «¡uy, tienes la barriga muy baja!» sin tener ni idea de cuánto estás, de cómo has tenido previamente la misma o de cualquier dato que les ayude a autoresponderse sin necesidad de tener que escuchar esa frase. En mi caso concreto me lo llevan diciendo desde la semana 33 ó 34 aproximadamente y la primera vez me miré al espejo preocupada. «¿Será verdad que tengo la tripa baja?«. Nada más lejos de la realidad, la niña se ha encajado y por eso está un poco más baja de lo que podía tenerla en la semana 30. Eso no quiere decir que al día siguiente me vaya a poner de parto, aunque para esas personas que parecen predecir el futuro así vaya a ser. Cada mujer tiene un cuerpo diferente, con unas características muy específicas y hacer este tipo de comentarios gratuitos pueden perjudicar más que alagar. Con un «¡qué barriga tan bonita!» o «¡qué bien te sienta el embarazo!» quedas divinamente y no emites ningún tipo de juicio de valor. Ante la duda, la callada por respuesta siempre será una buena opción.

Contar películas de miedo sobre el parto ¡cada parto es un mundo!

A veces no sabemos a quién tenemos en frente hasta que abre su piquito de oro. Es muy común asustar a las futuras madres primerizas con películas de miedo sobre partos y demás sucesos escabrosos relacionados con el embarazo. Todo ello de forma gratuita, sin haber pedido consejo ni opinión. Vuelvo a repetirme, cada mujer es un mundo y cada parto también. No se puede generalizar cada experiencia. Cada una de nosotras vivirá una experiencia vital que a simple vista es la misma. parir, pero de modos totalmente diferentes. A una futura madre primeriza hay que darle herramientas, no ponerle los pelos como escarpias antes de tiempo porque el día de la verdad va a querer salir corriendo. Pero en esta sociedad parece que nos gusta el masoquismo. Así que señoras, absténganse de contar historias de miedo sobre el parto, la futura madre se lo agradecerá enormemente.

3 acciones que no deberías hacer a una mujer embarazada

Mirar a una embarazada como si nunca hubieras visto a ninguna

Ir por la calle andando y sentirte más observada que la mismísima Reina de España. ¿Será que nunca han visto a una mujer embarazada? ¿Vamos dejando huella tras nuestras pisadas? ¿Qué ven en nosotras de especial para que creemos tanta expectación? Todas estas y muchas otras cuestiones me he preguntado yo en estos meses de embarazo. Es curioso cómo las personas se quedan observando tu barriga como si fuera algo insólito y fuera de lo común. Lo mismo ocurre cuando entras en una cafetería, tu barriga atrae todas las miradas de los allí congregados. Mi respuesta suele ser no mirarles a la cara y acariciarme mi barriga, aislamiento modo extremo. También es cierto que el hecho de que miren la barriga no molesta tanto como que la toquen o la soben, que son las otras dos acciones de las que os hablo a continuación.

Tocar barrigas ajenas

Señora, sé que usted conoce a mi suegra, pero yo a usted no la conozco de nada. ¿Por qué me tiene que tocar la barriga? ¿Quién le ha dado permiso para tocar? En ocasiones, hay personas que se toman una serie de atribuciones que no le corresponden para nada. Si hay algo que llevo mal es que me toquen la barriga y que encima lo haga alguien que apenas conozco. Menuda violación del espacio vital. Me arrepiento de no haberme hecho camisetas de embarazada con el lema «se mira pero no se toca«.

Sobar barrigas ajenas

Esta acción está un escalón por encima de la anterior. Hay quien te toca la barriga suavemente y durante poco tiempo. Pero hay personas que te soban la barriga como si no hubiera mañana. ¿Se pensarán a caso que tengo una bola de cristal incorporada o que es la lámpara del genio? Y encima les da igual tener las manos gélidas o tener un catarrazo encima de campeonato. Tú tienes que aguantar estoicamente la situación sin mandarles al carajo y después jurar en hebreo. Y mira que precisamente yo, tengo un espejo en mi cara y si hay algo que no me gusta se refleja en medio segundo. Lo peor de todo es que estas personas son del grupo de desconocidas que no sabes ni cómo se llaman.

Os confesaré algo, yo sufro en silencio por mi niña. El día que nazca creo que voy a morder ojos y narices como alguien intente tocar a mi bebé sin permiso. Soy una persona muy respetuosa, a la que no le gusta invadir el espacio vital de nadie. Probablemente por eso lleve tan mal la invasión de mi espacio vital. Pero yo predico con el ejemplo y no hago lo que no me gusta que me hagan a mí. ¿Soy la única que tiene estos sentimientos? ¿Habéis tenido estas u otras vivencias durante vuestros embarazos? 

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